El día de ayer, 20 de febrero, el señor Presidente de la República anunció en cadena de radio y televisión que el gobierno del Ecuador había llegado a un acuerdo con el FMI para que dicha institución le conceda al país un crédito por $4.200 millones como parte de un programa bajo la figura de Facilidad Extendida por medio del cual el país se compromete a cumplir una serie de metas económicas y financieras, e implementar reformas estructurales.
Los desembolsos se harán de manera lineal por once trimestres, es decir que el Ecuador recibiría $382 millones trimestrales, equivalente a $1.146 millones anuales sujeto al cumplimiento del contenido del programa. El costo financiero de la operación es muy inferior a lo que se ha venido pagando por la emisión y colocación de bonos soberanos en el exterior, sin embargo, su monto con relación a las necesidades de financiamiento que se requieren para pasar el año no es significativo.
Sin embargo, la importancia de la intervención del FMI no viene por el lado del monto del crédito y sus costos, sino por su aval al programa económico que el gobierno pondrá en marcha para remontar la crisis. Una vez que el programa entre en ejecución, el factor confianza retornará en tanto y en cuanto, las metas que se han establecido se cumplan y se acometan las reformas estructurales que el país requiere para alejarse del modelo implantado por el gobierno anterior. Esperamos que eso acontezca, para que el riesgo país comience a bajar para lograr una reestructuración de la deuda ampliando plazos y bajando costos.
Además, el acuerdo con el FMI era condición necesaria para que los demás organismos multilaterales de crédito de la región participen financieramente y apoyen con su experiencia técnica para lograr que el programa económico se lo implemente de manera exitosa. Aportarán conjuntamente con $6.000 millones adicionales para que el gobierno disponga libremente de parte de los recursos, mientras otros irán al financiamiento de programas sociales y de infraestructura. Esperaremos que en los próximos días se haga público el memorándum de entendimiento entre el gobierno y el FMI para poder comentar en mayor detalle sobre los componentes del programa y su viabilidad.
Considero satisfactorio que el gobierno finalmente haya elaborado un plan económico que cuenta con el aval del FMI, y que le abre la inmensa oportunidad de mirar hacia adelante.
Cierro estas líneas con la siguiente reflexión: se debe tener presente el riesgo de incumplimiento por parte del Ecuador en la implementación del programa, lo que provocaría un cierre total de las fuentes de financiamiento lo que conduciría inevitablemente a un default ante la imposibilidad financiera de honrar los vencimientos de los Bonos Global emitidos en la época del gobierno anterior y del actual. Hay que evitar con seriedad y entereza esa eventualidad, para lo cual, en la actual coyuntura, el gobierno deberá contar con el apoyo de la sociedad civil y política para tener éxito en la ejecución del programa, lo que demanda por parte de los que tienen la responsabilidad en la ejecución de la política económica, asumir un liderazgo ausente y comunicar con transparencia sobre las acciones y decisiones que tomen. Por el bien del país, esperamos que esta oportunidad, que es una de las últimas, no se desperdicie, ya que su costo sería muy alto.
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