Los dueños de una empresa pueden decidir su venta como una organización en marcha. Es decir, aquella que genera beneficios a futuro, y por consiguiente su valoración se realiza en función de sus flujos y no del valor de sus activos y menos del monto de su patrimonio contable. En este sentido, dado que es un proceso técnico, se debe contratar una empresa especializada, un banco de inversión, para que realice la valoración de la empresa y negocie su venta.
Una vez realizada la valoración, se adecua un “data room” en donde constan la metodología utilizada para efectuar la valoración, los estados financieros auditados, el plan estratégico y los supuestos utilizados para realizar las proyecciones financieras. Concluido el proceso de valoración, podría darse el caso, de así estimarlo los dueños de la empresa, realizar una actualización de las proyecciones. El caso de la pandemia que nos está afectando, es un hecho fortuito que afecta materialmente a los supuestos que se utilizaron inicialmente, por lo cual, se hace necesario bajo las nuevas realidades ajustar las proyecciones.
Concluida la valoración, y bajo la autorización de los dueños de la empresa, se da inicio al proceso de venta, para lo cual se hacen presentaciones llamadas “Road Shows” a inversionistas que podrían estar interesados en adquirir la empresa. Luego de concluidas las presentaciones se hace un llamado público, a través de medios nacionales e internacionales invitando a los interesados en participar en la compra de la empresa. Los participantes deberán suscribir un convenio de confidencialidad que les prohíbe divulgar la información recopilada en el “Data Room”.
Finalmente, el banco de inversión, en base a los resultados de la puja, recomendará a los dueños de la empresa cuál es la mejor propuesta entre las presentadas.
Mientras se está ejecutando este proceso, la información al público debe ser reservada para impedir que haya especulación alrededor del valor de la empresa o que haya una colusión entre los potenciales compradores para acordar un precio por debajo del establecido en la valoración.
En el caso del Banco del Pacífico, la valoración de la institución ha culminado, por lo cual, si los dueños, en este caso la CFN, desea vender el banco, debe de cumplir con los pasos señalados en líneas anteriores. Mientras tanto el valor del banco debe mantenerse en reserva para no interferir en el proceso de ofertas que puedan darse.
Finalmente, fue un error de parte del Directorio de la CFN el haber declarado la confidencialidad de la valoración por 15 años. Bastaba explicar la mecánica legal y operativa del proceso de valoración y venta para que el público se informe. Luego, si la venta llega a feliz término, se harán públicos todos y cada uno de los documentos generados para garantizar la transparencia de la transacción.
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