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Kirchnerismo otra vez

Paola Ycaza


Cristina Kirchner se ha postulado de nuevo para dirigir Argentina, esta vez no como presidenta pero sí como vicepresidenta con su exjefe de gabinete Alberto Fernández. Esta reaparición en el escenario político parece responder a un pobre desempeño de Macri: durante casi cuatro años aún no hay reducción del gasto público, tampoco decrecimiento del endeudamiento público. A pesar de que es imposible pensar que exista para Argentina algo peor que el kirchnerismo, Macri pudo hacerlo diferente y desperdició una oportunidad como pocas.





Según Andrés Oppenheimer, el gobierno de Cristina “se benefició de la mayor bonanza económica en la historia reciente de su país gracias al alza de los precios mundiales de la soja y otras exportaciones agrícolas argentinas. Y, a pesar de eso, la expresidenta dejó el país en bancarrota. En lugar de usar esa bonanza económica para construir proyectos de infraestructura, convertir al país en un imán para las inversiones extranjeras en industrias del futuro y ahorrar para los años de las vacas flacas, Kirchner la derrochó […]”. (¿Familiar?).


Solo por nombrar algunas de las políticas públicas favoritas del kirchnerismo están los controles de precios, la nacionalización y la manipulación de los tipos de cambio, respaldados por un endeudamiento insosteniblemente alto. Esto también nos debe sonar bastante familiar, aunque la dolarización nos salvó de que también haya habido mano en el tipo de cambio.


Según una encuesta reciente realizada por Celag, Cristina saca 11 puntos de ventaja a Mauricio Macri en la primera vuelta de las elecciones del 27 de octubre (la segunda vuelta será el 24 de noviembre). Mientras todo esto sucede continúan los procesos judiciales a los que Cristina se enfrenta por corrupción. Como nuestro expresidente. El asesor de imagen de Macri, Jaime Durán Barba, ha dicho que aún confía en que, a pesar del actual bajón económico, Macri será reelegido, “que los argentinos tienen todavía fresca la memoria de la corrupción masiva de la expresidenta, sus estadísticas económicas ficticias y su desdén por las instituciones democráticas”.


Sin embargo, son dos estilos distintos. La situación económica de Argentina hoy, en manos de Macri, es gravísima. No es fácil recibir un país con una economía tan débil e intentar curarlo todo en cuatro años. A Macri se lo ha criticado por ser gradual y no radical en sus políticas públicas de cambio. Este gradualismo le ha significado ubicarse en el puesto 160 de 162 países en el ranking de libertad económica que anualmente hace el Instituto Fraser (Argentina antes de la era Kirchner estuvo en el puesto 38 en el mismo ranking). Pero sí hay que rescatar que al menos Macri tiene claro que los derechos y las libertades de una sociedad deben ser respetados y que no hay libertad económica sin seguridad jurídica. A esa lección, por supuesto, Cristina no llegó.


Además de resultarnos familiar, debemos tomar este ejemplo de Argentina como una lección porque lo cierto es que Cristina y Rafael fueron cortados con la misma tijera castrista. Debería ser impensable para Ecuador que algo similar a lo que tuvimos durante diez años vuelva a suceder. (O)

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